Título: Freakonomics

Autores: Steven Levitt and Stephen Dubner

ISBN-13: 9780060731328

ISBN: 006073132X

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Freakonomics

Reseña del libro escrita por Joy Hopkins

Freakonomics (Fenomeconomía) obtuvo mucha atención cuando se publicó en 2005. Steven Levitt y el poco mencionado co-autor, Stephen Dubner, sin duda tuvieron éxito en lograr hacer entender sus puntos de vista mediante un estilo narrativo relajado. De hecho, como resultado de ello, aproximadamente la mitad del libro es increíblemente agradable e interesante. Los capítulos introductorios están llenos divertidos relatos, como encuentros de sumo arreglados en Japón o travesuras de agentes de bienes raíces. Estas anécdotas están inteligentemente diseñadas para apoyar definitivamente el principio de los autores de que los incentivos (sean positivos o negativos) que conducen muchas de nuestras decisiones clave están a menudo ocultos, pero pueden ser descubiertos por el cuestionamiento y el pensamiento no convencionales.

La primera decepción real llega en el capítulo 3, cuando Levitt y Dubner intentan aplicar sus mismas tácticas divertidas a temas más serios y delicados como la raza, el género y la situación económica. Con este fin, los autores fracasan miserablemente, revelando interpretaciones ingenuas, antipáticas y francamente desagradables de los temas que abordan. Por ejemplo, un capítulo entero se designa a los factores que impulsan el éxito de un niño en la escuela. Uno de los principales hallazgos es que el éxito en la escuela está altamente correlacionado con el nivel de la educación y la situación económica de los padres de un niño. Sin embargo, la educación es completamente ignorada en otro capítulo obviamente relacionado sobre lo que previene el crimen. Una lectura independiente del capítulo sobre el crimen puede llevar a una persona razonable a creer que las respuestas a nuestros problemas dentro de la ciudad no consisten en tener más programas educativos, sino más presencia policial y mayores sentencias carcelarias dirigidas a controlar a la población menos educada y menos privilegiada. El libro se hace cada vez peor y culmina con un capítulo totalmente inútil acerca de «los nombres de blancos y negros de alta categoría y baja categoría». En general, yo no llamaría maliciosos o rencorosos a los autores, sino sorprendentemente desubicados.

Piense en dos científicos talentosos que se aburren con los experimentos clásicos y deciden aventurarse en territorio desconocido. Por desgracia, en este caso, el prestigio merecido de los dos por arriesgarse se ve ensombrecido por su error al salir de los límites de su ciencia y aprehender el factor humano.

 




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