Siento como si siempre estuviera a punto de despertar.
Joy fue a Portugal a visitar a la familia de Lidia durante las vacaciones de su primer año en la universidad en Alemania. Oporto es donde Joy se encontró con el padre de Lidia, un hombre sabio y generoso de brillantes ojos azules. Él le dio la bienvenida a su casa con los brazos abiertos. Joy no tenía la necesidad de hablar con fluidez el portugués para entender a este hombre. Él tenía una fuerte presencia, bendita sea su alma, que la tranquilizó y la hizo sentir como en casa. Su esposa, la madrastra de Lidia, era una trabajadora valiente. Tenía la costumbre de decir «é vida», que significa «así es la vida», que invitaba a contar historias comiendo buñuelos de bacalao.
La reunión con Arlette y su hija Andrea en Lisboa fue puro placer. Arlette, al igual que su hermana, Lidia, es cálida y extrovertida. ¡Comieron y bailaron a sus anchas!